jueves, 23 de mayo de 2013

EL MAESTRO DE ESGRIMA

HOLA CHICOS:
Les dejo los enlaces con la bibliografía complementaria sobre la novelística de Pérez Reverte.

"Y al séptimo día descansó. Arturo Pérez-Reverte creador de universos posmodernos."

"Arturo Pérez-Reverte y la literatura de un tiempo ejemplar"

domingo, 19 de mayo de 2013

Para realizar el Book Trailer sobre El maestro de esgrima de Arturo Pérez Reverte:

 
1-Artículo del diario La Nación para conocer sobre el género:

El furor de los book trailers - lanacion.com


2-A modo de ejemplos, Book Trailers de textos literarios:


http://www.youtube.com/watch?v=4toC8NEG0JE&feature=youtu.be



3-Dirección de un video tutorial sobre cómo hacer un Book Trailer (hay muchos otros que pueden consultar)


4-El Book deberá realizarse para el lunes 27 de mayo. Todos se publicarán en este sitio.


NOTAS DEL TRABAJO PRÁCTICO SOBRE  LAZARRILLO QUE FALTABAN:

3117-2993-2797-462: REHACER
686: APROBADO

RECUERDEN QUE EL DÍA MIÉRCOLES 22 DEBEN PRESENTAR LOS TRABAJOS DEVUELTOS PARA REHACER.

viernes, 17 de mayo de 2013

ERASMO EN CERVANTES

LITERATURA ESPAÑOLA I-2013
 Apunte de cátedra: 

LAS HUELLAS ERASMISTAS EN EL QUIJOTE DE LA MANCHA 


 Erasmo de Rotterdam (Holanda-1466-1536) fue un sacerdote y filósofo humanista de decisiva influencia en España en el siglo XVI, fundamentalmente en la época de Carlos V. Sus ideas han provocado en aquel siglo todo tipo de evaluaciones; para algunos fue un hereje que preparó el terreno a la Reforma, para otros un racionalista solapado u hombre de letras ajeno a la religiosidad y para otros, gran moralista y lúcido renovador cristiano. Erasmo quiso unir humanismo clásico y dimensión espiritual, equilibrio pacificador y fidelidad a la Iglesia; reclamó el conocimiento directo de la Escritura-él mismo estudió con profundidad los libros del Nuevo Testamento y publicó una nueva versión de la Biblia en latín-, exaltó al laicado y rehusó la pretensión del clero y de las órdenes religiosas de ostentar el monopolio de la virtud. 
 La crítica mordaz de las costumbres de su tiempo, la vena satírica contra los monjes y la vida religiosa, su oposición firme hacia la santidad fingida y la superstición- encubierta en una apariencia piadosa- encontraron rápidamente eco en la sociedad española renacentista. 
Las claves de este influjo están en las características mismas del pensamiento erasmista que no fue un movimiento puramente teológico, secta fanática o lucha contra la escolástica sino, un despertar de la conciencia religiosa y un culto al cristianismo interior. De ahí que se considera al movimiento como la expresión más genuina del humanismo cristiano antes de la Contrarreforma. 
La traducción de sus escritos en latín a las lenguas vernáculas puso los más complejos problemas religiosos al alcance de todos los lectores del continente, universalizando y haciendo accesibles numerosas cuestiones que hasta ese momento habían sido exclusivas de una pequeña élite intelectual eclesiástica. 
 Aunque sus meditaciones estuvieron centradas en la iglesia y la religiosidad, su influjo llegó también a la esfera literaria y se puede rastrear en los escritos de españoles como Gil Vicente, Torres Naharro, Cristóbal de Castillejo, Fray Luis de León o Lope de Vega. En relación al contacto con Cervantes, es Menéndez Pelayo el primer crítico español que hace una consideración al respecto en Cultura literaria de Cervantes (1949): 

Si los que pierden el tiempo en atribuir a Cervantes ideas y preocupaciones de librepensador moderno, conociesen mejor la historia intelectual de nuestro gran siglo, encontraría la verdadera filiación de Cervantes, cuando su crítica parece más audaz, su desenfado más picante y su humor más jovial, en la literatura polémica del Renacimiento, en la influencia latente pero siempre viva, de aquel grupo erasmista que fue tan poderoso en España. 

 Otros estudiosos claves de esta relación fueron Bonilla y San Martín-discípulo de M. Pelayo-, Américo Castro, Marcel Bataillon y Antonio Vilanova . Este último analiza minuciosamente los múltiples puntos de contacto entre un texto en particular de Erasmo- El elogio de la locura y El Quijote de la Mancha, revelando la íntima descendencia de la locura imaginativa de don Quijote con las ideas erasmistas acerca de la felicidad y la ilusión de la locura. 
El Elogio de la locura -Moriae Encomium- fue concebido por Erasmo hacia 1509 y publicado en 1511, con dedicatoria a su amigo personal Tomás Moro (el autor de Utopía). El libro está dividido en 58 capítulos breves y su narrador es “Stultitia” o “Moria-nombres latino y griego respectivamente de la locura- que también puede traducirse como falta de juicio o necedad. 

 Digan lo que quieran las gentes acerca de mí (…), sola, soy yo, no obstante, la que tiene la virtud para distraer a los dioses y los hombres (…). Si queréis saber el asunto que me trae ante vosotros, vais a saberlo si os dignáis escucharme, pero no con la atención que soléis prestar a los predicadores sino con los oídos que soléis prestar a los charlatanes, juglares y bufones (…). Vosotros, pues, vais a oír también un elogio, pero no va a ser el de Hércules o Solón, sino el mío propio, es decir, el de la Necedad. (El elogio)

 El Elogio presenta al mundo como un escenario de la locura universal y a la locura como un elemento indispensable para la vida humana. Son producto de la locura: la pasión amorosa, el cultivo del arte, la sed de gloria, el culto a la sabiduría, la ambición de fama, la fe y el heroísmo. En este sentido, el texto es una sátira hiriente a los ideales del Renacimiento que tenía sus fundamentos cifrados en la Razón. 
En el pensamiento de Erasmo “la locura es a la cordura lo que razón es a la pasión, y la pasión que inspira la locura humana es el motor y fuente de la vida, el incontenible impulso vital que mueve el progreso del mundo” (Huizinga-1987- citado por Vilanova). Así, el hombre de pura razón, exento de pasiones, es una estatua de piedra; nada se le escapa, en nada yerra, todo lo sabe. Pero es incapaz de una empresa generosa o impulso heroico y el cuerdo, por vergüenza o miedo, no lleva a cabo acciones de riesgo. El loco, en cambio, no tiene conciencia del fracaso, actúa, acomete y con su acción hace progresar el mundo.

 Pudiera tolerarse a los sabios el desempeño de los cargos públicos…pero llevad a un sabio a un banquete y es seguro que aguará la fiesta con su melancólico silencio o sus impertinentes cuestioncillas; conducidle a un espectáculo y solo mirarle a la cara bastará para que nadie se divierta (…); si se tratara de compras, convenios, en una palabra de alguna de esas cosas de las que no puede prescindirse en la vida diaria, diríais que nuestro sabio parece más un tronco que un hombre (El Elogio, cap. XXV). 

¡Por los dioses inmortales! Decidme: hay alguien más feliz que esos hombres a quienes las gentes llaman estultos, necios, imbéciles y tontos, nombres que son a mí entender hermosísimos? Quizás a primera vista esto parezca necio y absurdo y sin embargo es una gran verdad. En primer lugar, estos se ven libres del miedo a la muerte que es ¡Oh Júpiter! No pequeña ventaja, no sienten remordimiento, los cuentos de aparecidos no los espantan, no los turba el temor de los males, en una palabra, no los consumen las mil y un preocupaciones que atormentan la vida (El Elogio, cap. XXXV). 

Pero en El Elogio esta asociación entre locura y felicidad se une-complejamente-a la incertidumbre y el pesimismo: “Cuando la locura termina su propio panegírico, una estela de incertidumbre y de insatisfecha inquietud acosa al lector” (Vilanova, 18). El obrar a través de la locura tiene entonces una doble faz: felicidad y amargura/sublime y ridículo: “El Elogio de la locura es tanto una incitación amarga al pesimismo y al desengaño como un entusiasta panegírico del más sublime y exaltado idealismo” (ibid). En estas reflexiones erasmistas encontró Cervantes un sistema completo de ideas y doctrinas que convirtió en novela y utilizó para configurar al protagonista de El Quijote de la Mancha que encarna tanto la sublime locura como la amarga conciencia del fracaso, el entusiasmo indomable como el pesimismo atroz, pues sus ideales resultan anacrónicos en el mundo real de la España del siglo XVII: ya no hay caballeros andantes, ni la guerra es esfuerzo individual y enaltecedor, no se lucha con lanzas y espadas sino con artillería, y de esto tiene conciencia el personaje cervantino: 

Estoy por decir que el alma me pesa de haber tomado este ejercicio de caballero andante en edad tan detestable (…) porque aunque a mí ningún peligro me pone miedo, me pone recelo pensar si la pólvora y el estaño me han de quitar ocasión de hacerme famoso (El Quijote, cap. XXXVIII). 

La causa misma de la locura del Quijote tienen raíces erasmistas: “el soñar e no dormir oficio es de locos»; «la mucha familiaridad con los libros engendra locura» (Erasmo: Coloquios). Ya en El peregrino de su patria de Lope de Vega había aparecido la idea de que toda afición desmedida y pasión desenfrenada por un arte o ciencia podía ocasionar el extravío de la razón y así, por ejemplo, un soldado defraudado en sus pretensiones y una vez perdido el seso, continuaba imaginado desatinadas escenas de guerra; o un filósofo de tanto dedicarse al estudio de la filosofía se había vuelto loco. Este texto y muchos otros que se ocupaban de la locura y tenían influencias erasmistas habían sido leídos por Cervantes; pero además, el Quijote enloquece en el momento en que, según las doctrinas de Erasmo, le era más accesible la ficción que la verdad, es decir cuando su estado de ánimo era tal que la ficción podía reemplazar a la realidad, precisamente por dormir poco y leer demasiado:

 Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros (…) y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo (El Quijote, cap. I) 

Aparece aquí la doctrina erasmista del error o engaño a los sentidos por la que el Quijote deforma la realidad y la adapta al mundo de fantasía de los libros de caballería; así, el personaje se mueve en el mundo de la apariencia errónea, pues a él todo “le parece”: la bacía de barbero, el yelmo de Mambrino; la media celada, celada entera; el ventero, alcalde, los molinos, gigantes, etc. De esto se deriva que las cosas, el mundo, los valores, no poseen una esencia fija e inmutable sino que son según el punto desde el que se miren. Y si la verdadera esencia de las cosas adquiere el valor que le otorga la imaginada apariencia, entonces la realidad no es unívoca sino oscilante, sometida a un punto de vista individual. 
El error del personaje no consiste solamente en deformaciones físicas como las nombradas sino que también en errores en el plano moral: cree que quienes lo rodean sustentan los más elevados valores de verdad, justicia y libertad; la “realidad” le demuestra lo contrario y de aquí se deriva su amargura y pesimismo. En el terreno de los valores, el Quijote es absolutamente cuerdo pues puede distinguir lo que está bien, es correcto o justo de aquello que no lo es (el rechazo a Maritornes por fidelidad a Dulcinea, el justo pedido de gratitud a los galeotes, los consejos a Sancho, la promesa cumplida de volver a casa ante la derrota con el Caballero de la blanca luna, etc.). 
Esta locura relativa-o con intervalos lúcidos- también tiene sus raíces en Erasmo quien sostiene la existencia de dos tipos de locura: la furiosa y la pacífica. 

Una es la que las Furias vengadoras vomitan en los infiernos cuando lanzan sus serpientes para encender en el corazón de los mortales, el ardor de la guerra, la sed de oro (…), el parricidio, el sacrilegio (…), cualquier designio depravado, o cuando alumbran la conciencia del culpable con la terrible antorcha del remordimiento (El Elogio, cap. XXXVIII). 

El prototipo de este loco es Orlando furioso de Ariosto, a quien don Quijote caracteriza antes de emprender su penitencia en Sierra Morena: 

“cuando halló [don Roldán/Orlando] en una fuente las señales de que Angélica la Bella había cometido vileza con Medoro, de cuya pesadumbre se volvió loco, y arrancó los árboles, enturbió las aguas de las claras fuentes, mató pastores, destruyó ganados, abrasó chozas, derribó casas, arrastró yeguas, e hizo otras cien mil insolencias dignas de eterno nombre y escritura” (Cap. XXXV) 

El otro tipo de locura que describe Erasmo es la que corresponde al personaje de Cervantes: 

Hay otra locura muy distinta que procede de mí, y que por todos es apetecida con la mayor ansiedad. Manifiéstase ordinariamente por cierto alegre extravío de la razón, que a un mismo tiempo libra al alma de angustiosos cuidados y la sumerge en un mar de delicias (Ibid). 

Efectivamente la locura del Quijote es un alegre-y mesurado si lo comparamos con Orlando- extravío de la razón. El Quijote es un loco cuerdo pues la locura se hace presente solo en lo atinente a los libros de caballería, tal como lo advierte el cura en el capítulo XXX:

 …como no le toquen en sus caballerías, no habrá nadie que no le juzgue sino por su muy buen entendimiento. 

Erasmo ejemplifica esta locura por intervalos, con una anécdota que guarda gran semejanza con el personaje de Cervantes

 (…) un argivo estaba tan loco que iba todos los días a un teatro vacío donde se reía creyendo ver la representación de comedias, lo cual no era obstáculo para que fuese muy cuerdo en todos los demás menesteres: alegre con los amigos, bondadoso con su esposa, indulgente con los criados…» (El elogio: cap. 38) 

Una vez recobrado el juicio del argivo gracias a los cuidados y medicamentos de su familia, este se lamentó de la cura diciendo: Vive Polux amigos, que me habéis matado!, no me habéis curado quitándome esa dicha…. (Recordemos que algo similar le dice Sancho a don Quijote cuando este ya recuperó el juicio). 

En El elogio Erasmo hace una encendida defensa de la locura como imprescindible motor del mundo y esto no parece sensato en pleno Renacimiento. “Pero esa locura es hermana del amor propio, se vincula entrañablemente con la pasión y el placer, está en la base del heroísmo, del sentimiento patriótico y la religión cristiana”, en fin, en todos los ideales defendidos por el Quijote de Cervantes. De aquí que sea evidente la filiación entre ambos autores.


 Bibliografía:
Antonio Vilanova (1989) Erasmo y Cervantes, Lumen, Barcelona.
Erasmo de Rotterdam (1980) El Elogio de la locura, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires.

Miguel de Cervantes (2004) Don Quijote de la Mancha, Santillana, Brasil.

http://es.wikipedia.org/wiki/Erasmo_de_Rotterdam
es.wikipedia.org/wiki/Elogio_de_la_locura‎

El Quijote de la Mancha

martes, 14 de mayo de 2013

Hablando de metatextos...

Chicos les dejo este microcuento de Marco Denevi, que remite al Quijote.
Sin consignas... sólo para disfrutar de la literatura que habla de la literatura, y pone sus camisas al revés.

EL PRECURSOR DE CERVANTES
Vivía en El Toboso una moza llamada Aldonza Lorenzo, hija de Lorenzo Corchelo, sastre, y de su mujer Francisca Nogales. Como hubiese leído numerosísimas novelas de estas de caballería, acabó perdiendo la razón. Se hacía llamar doña Dulcinea del Toboso, mandaba que en su presencia las gentes se arrodillasen, la tratasen de Su Grandeza y le besasen la mano. Se creía joven y hermosa, aunque tenía no menos de treinta años y las señales de la viruela en la cara. También inventó un galán, al que dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que don Quijote había partido hacia lejanos reinos en busca de aventuras, lances y peligros, al modo de Amadís de Gaula y Tirante el Blanco. Se pasaba todo el día asomada a la ventana de su casa, esperando la vuelta de su enamorado. Un hidalgüelo de los alrededores, que la amaba, pensó hacerse pasar por don Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en un rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas del imaginario caballero. Cuando, seguro del éxito de su ardid, volvió al Toboso, Aldonza Lorenzo había muerto de tercianas1.
MARCO DENEVI
1. Tercianas: Fiebre intermitente cuyos accesos se repiten cada tres días.

Para seguir leyendo cuentos de Denevi ingresen a: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/denevi/md.htm

TRABAJO PRÁCTICO SOBRE LA FIGURA HEROICA EN EL QUIJOTE

Chicos recuerden que el miércoles 15 de mayo se realizará el Trabajo Práctico durante la clase, debiendo entregarse al finalizar la misma.
Los textos que deben leer con especial interés son:

- "Don Quijote como forma de vida" de Avalle Arce
- "El profeta y el caballero. El juego con la profecía en la elaboración del Quijote" de Augustin Redondo.

¡Éxitos!

viernes, 3 de mayo de 2013

Chicos,

La cartilla para la unidad del Quijote de la Mancha está en fotocopiadora Claudio desde el martes.

No olviden que el lunes seguimos con la puesta en común de los capítulos del libro de Canavaggio. Lleven la lectura bien preparada.

Subimos todos los cuestionarios para que los tengan:

 LITERATURA ESPAÑOLA I-2013

UNIDAD 4: La consagración del héroe moderno en la novela moderna. El Quijote de la Mancha
. Lectura del capítulo I “Perfil de un siglo” de: Jean Canavaggio (1993) Historia de la literatura española, Tomo III “El siglo XVII”, Ariel: Barcelona.

CONSIGNA:  Elabora un resumen o esquema para desarrollar en clases, siguiendo el orden de estas consignas:

1º grupo: páginas 1 a 5.


¿Cuándo se acuñó el término Siglo de Oro y qué siglos abarca?
¿Es posible separar tajantemente los siglos XVI y XVII? Por qué?
¿Cuáles son los signos que muestra al siglo XVII como una época diferente a la renacentista?
Puntualiza las características del Barroco que figuran en el párrafo 2 del título “nacimiento del Barroco”
¿Es adecuado hablar de un Barroco español o ecumenismo Barroco en España?
  
2º grupo: páginas 6 a 13.

Refiere brevemente cómo incide, en la crisis del poder español, el desgobierno real y la presión de la aristocracia.
Menciona 2 o 3 signos de la “recesión española”
Del título “una sociedad estancada” comenta sobre: la situación de los campesinos, la posición de la nobleza, las aspiraciones burguesas.


3º grupo: páginas 13 a 21.

¿Cuáles son las “permanencias” de los rasgos renacentistas en el siglo del Barroco?
¿Cuáles son las diferencias o “mutaciones”?
¿En qué sentido la España barroca es una cultura urbana y de masas? ¿Es también una cultura “dirigida”?